Programa de video presentado por el Festival de Video Proyector
Mario Gutiérrez Cru
Inicio: 19/11/2022 18:00
Plataforma Nave | 72'
Para el segundo día de proyección, la Plataforma NAVE, el comisariado empieza con la pieza de Christian Lagata con título A World In Ruins que nos habla de lugares distópicos, de construcciones para masas de campesinos como posibles soluciones habitacionales y el fracaso de estos, o éstas oposiciones a las utopías, el lugar donde todo es como debería ser. Leonardo Lippolis en «Viaje al final de la ciudad » lo definía como “Distopía, no solo indica negación sino también alteración, es, por tanto, la antítesis de la sociedad perfecta, un lugar del todo indeseable producto de los fracasos del “progreso”.
Si hablamos de lugares utópicos para habitar, el artista Carlos Llavata nos presenta Bruming my house (2088), una acción casi irónica sobre el concepto de limpiar nuestro hogar, en este caso el Mar Mediterráneo, totalmente deteriorado por el propio ser humano que lo ama y destruye al mismo tiempo. Y a la vez una acción que contrapone el deporte de ricos como es hacer submarinismo con la acción más cotidiana que es limpiar una casa.
Algunas personas aterrizan, se instalan en países y eso les hace cuestionarse de dónde se sienten, cómo se sienten, qué es lo que quieren ver, construir o qué modo de habitar les gustaría tener. Sergio Cabrera habitante a su vez de barrio de Vallecas en Madrid, España del que presenta en su obra Imágenes ahogadas nos habla de cómo unos individuos hacen suyo un territorio, levantando casas, calles, como un acto colectivo, solidario, político por una parte, pero apolítico pues no es un sentimiento de pertenencia a un color, estado, sino a un grupo social que les hace luchar por unos derechos, un tipo de vida. Sergio nos habla también de cómo estos territorios cambian y cómo las tecnologías se aproximan a los territorios, en muchas ocasiones borrando sus historias, deshumanizando para «facilitarnos nuestra existencia», o eso dicen.
Cuando el pueblo original tiene que desplazarse por megaproyectos urbanísiticos, eólicos, extractivistas, éste puede o deber levantarse y protestar. En la obra Neocolonialismo de la artista Beatriz Millón nos habla de el orden colonial con el que coexistimos y sus afectaciones a los pueblos originarios que resisten al despojo y a las constantes violaciones de derechos humanos.
Eugenio Ampudia, reivindica como suyo lugares icónicos de la cultura y la historia del arte. Comenzó la serie en 2008 en el Museo del Prado, bajo Los fusilamientos del 3 de mayo de Goya y sigue templos del arte como la Alhambra, la feria de ARCO, la Biblioteca del Palácio Nacional da Ajuda en Lisboa, el Palau de la Música de Barcelona o la Academia de Roma. En su serie, hasta ahora sin fecha de fin, Dónde dormir nos propone el acto de ocupar espacios públicos como convulsión política de los últimos años (15M, Occupy Wall Street, Occupy Museums, etc.), y en su caso estas pernoctaciones se han convertido en un acto de resistencia en sí mismo y en toda una declaración de intenciones.
Unos se encierran en lugares de culto o cultura, otros se quedan en casa y deciden habitar su espacio, tomando éste como islas, como lugares a conquistar, como ya hizo Ben-Her con toda sus obras en familia, Alejandro Ramirez lo hace sin tocar el suelo. El artista en El camino más largo convierte su estudio en un espacio casi de juego, de desafíos y peligrosidades.
Pero si la ciudad no deja otra escapatoria que refugiarnos y no salir, como ocurrió con el miedo que nos hicieron sentir en la pandemia (2020-21), o escapar de ella e inventarnos otros posibles mundos o refugios, en ese caso las soluciones son variadas por los siguientes artistas presentes.
Por su parte, el artista Rubén Martín de Lucas, siempre de manera sutil nos habla de política, de territorio, de tiempo. Y en su serie Repúblicas Mínimas, proyecto de vida, y prepandémico se autoinvita a habitar un terreno durante 24 horas de no más de 100m2 y por una única persona, en este caso el propio artista. Pertenece a la serie Stupid Borders que pone sobre la mesa las fronteras absurdas que sirven para poner de manifiesto el carácter efímero, artificial y transitorio de estos convencionalismos sin los cuales somos aún incapaces de convivir.
Otros viven en espacios mucho más reducidos, 100m2 es un lujo que un inmigrante sin papeles, que trabaja de sol a sol en un campo de cultivo intensivo recogiendo fruta, no es capaz ni siquiera de soñar. El también español Eduardo Balanza nos habla de La Fragilidad de Habitar mostrándonos tanto con drones como con cámara en mano el nuevo capitalismo, las formas de habitabilidad asociadas al trabajo donde el habitat se construye con materiales de desecho y la vida no vale más que lo que consigas ese día, si consigues llegar al final de la jornada laboral de 16 horas diarias.
«Dos caminos se me presentan,
yo solo he escogido el menos frecuentado,
esa es toda la diferencia». Robert Frost
Texto: Mario Gutiérrez Cru
“El término distopía, surge por oposición al concepto de utopía, el lugar donde todo es como debería ser. Distopía, no solo indica negación sino también alteración, es, por tanto, la antítesis de la sociedad perfecta, un lugar del todo indeseable producto de los fracasos del “progreso”.” Viaje al final de la ciudad. Leonardo Lippolis En julio de 1972 el complejo urbanístico residencial de Pruitt-Igoe, una unidad de habitación “lecorbusiana”, edificada en la periferia de Saint-Louis (Missouri) por el arquitecto Minoru Yamasaki entre 1952 y 1955, fue volada por los aires a petición de sus habitantes, una masa de campesinos obligados a la inmigración urbana. La crítica dató ese momento como la liberación de la arquitectura del rol pedagógico impuesto por el funcionalismo de la segunda posguerra. El capital había decidido que las únicas funciones de la vida contemporánea eran producir, descansar-consumir, habitar y circular rápidamente. Este sistema de control integral de los cuerpos y las mentes, heredado de la industria y de la cárcel y embellecido por medio del confort tecnológico y consumista. Casualidad, mala suerte, o signo preciso de los tiempos, más de treinta años después otro derrumbe, el de las Torres Gemelas, el 11 de septiembre de 2001, construidas por el mismo Yamasaki, va a marcar un nuevo momento de ruptura histórica. Provocando que los protocolos de manejo de multitudes se reescribieran y que los ciudadanos viviesen en un estado de terror constante. Se ubicaron más cámaras de seguridad para monitorear permanentemente la ciudad con el fin de evitar nuevas acciones terroristas, convirtiendo la privacidad en una utopía y viviendo en una vigilancia similar a la del Gran Hermano. Pesadilla y sueño, distopía y heterotopía, ciudad y apocalipsis. En este vídeo se yuxtaponen fragmentos, a modo de «found footage”, de estos dos hitos claves en la historia y en el destino del mundo y de la ciudad contemporánea. Documentos audiovisuales pertenecientes a la película experimental «Koyaanisqatsi» de Godfrey Reggio, 1983. En el que aparece la demolición de Pruitt-igoe, siendo modificado el ritmo original de la película que aparece rebobinada, avanzando la misma y devolviéndola a un ritmo normal. Y «WTC 9/11» del fotoperiodista Mark LaGanga’s, 2001, quien documenta el derrumbe de las Twin Towers y los momentos posteriores y del que solo se ha utilizado parte del audio correspondiente al derrumbe de la segunda torre.
Serie de video acciones muy sencillas que ilustran contextos hostiles, de opresión y vulnerabilidad en la que se encuentra el ser humano. Esto es una constante el trabajo de Llavata.
La posición del artista en un entorno manipulado por los medios, la posición del ser humano, en un mundo aplastante y de opresión. br>
Se suele bucear por placer, el Mediterráneo es un entorno bien conocido, y se sabe bien las injerencias que lo han deteriorado, el turismo, la pesca, la construcción, todo barato y desmedido. El contexto submarino, por ejemplo, es un contexto ajeno al ser humano. Tenemos mucha desfasachez de ir a sitios que desconocemos y que no cuidamos, son entornos de valor incalculable y debemos ser sensibles con ellos.
Imágenes Ahogadas consiste es una instalación creada a partir de un fichero de imágenes encontradas. Dichas imágenes reúnen un contenedor de retratos e instantáneas acerca de la revolución vecinal acaecida en Vallecas (Madrid) durante las décadas de los 60, 70 y 80 del siglo XX. Una revolución con base en lo común, una insurrección reivindicativa en continua conquista de libertades comunes.
Pues bien, la propuesta tiene como finalidad revisar, reflexionar y fomentar el pensamiento crítico sobre la reivindicación, a través de la imagen, del espacio como lugar del común, de relación entre los habitantes que lo conforman. Para ello, se propondrán visualidades que transiten entre las imágenes del fichero y el mar de datos en la era de la información en el que estamos inmersos con la finalidad de tejer un discurso acerca de las problemáticas sobre la resignificación y reconstrucción que sufren las imágenes en la actualidad.
La instalación estará compuesta por un vídeo-ensayo acompañado del fichero encontrado. El vídeo-ensayo es el resultado de las sinergias, transversalidades y divergencias manifestadas durante el proceso de investigación del fichero. Por otro lado, dicho fichero contenedor de las imágenes, está compuesto por cuatro cajones de diapositivas distribuidas entre veintisiete apartados temáticos (desde actos religiosos hasta las guerrillas latinoamericanas, manifestaciones, pintadas, viajes o los desalojos y relajos en Vallecas entre otros). Narrativas ocultas a lo largo de décadas y develadas recientemente provocando un continuo diálogo entre formatos y estructuras visuales.
En el Istmo de Tehuantepec (México) el capital ha transformado al viento en mercancía y en un medio para la explotación y expropiación del territorio. La construcción de un Megaproyecto de energía eólica ha generado en la región -a cambio de las tierras y el viento- una cantidad limitada de trabajos temporales, la transformación acelerada en la forma de vida y convivencia de las comunidades, una fuerte polarización social y comunitaria, y una serie de efectos ambientales negativos relacionados con la construcción de los parques de turbinas eólicas. En ese rincón de sur del estado de Oaxaca, mediante el discurso de la energía verde llevado a cabo principalmente por empresas transnacionales (Iberdrola, Gas Natural Fenosa, Acciona, Gamesa, EDF Energies Nouvelles, entre otras) justifica el despojo y la radical transformación de la vida comunitaria bini’zaa (zapoteca) e ikoots (huave). El proyecto Neocolonialismo, ha consistido en la realización de una intervención escultórico-lumínica en un los campos eólicos de Unión Hidalgo, así como un audiovisual que refleja la realidad de este megaproyecto: El orden colonial con el que coexistimos y sus afectaciones a los pueblos originarios que resisten al despojo y a las constantes violaciones de derechos humanos.
La exposición reúne por primera vez todas las piezas de su serie más amplia hasta la fecha: Dónde dormir. El artista ha estado pernoctando desde 2008 en diversos lugares icónicos de la cultura y la historia del arte. Comenzó la serie en el Museo del Prado, bajo Los fusilamientos del 3 de mayo de Goya, para después hacerlo en la Alhambra, en la feria de ARCO, en la Biblioteca del Palácio Nacional da Ajuda en Lisboa y recientemente en el Palau de la Música de Barcelona.
En toda la serie la acción se basa en dormir en el interior de un espacio consagrado al arte, algo que históricamente se ha considerado como ilegal y subversivo. A partir de la sencillez de este gesto, subyace la posición de resistencia de Ampudia hacia ciertas actitudes del mundo del arte que se han dado por asumidas y que a partir de ahí se han convertido en convencionales.
Es una serie de acciones desarrolladas dentro del estudio de trabajo. Están a medio camino entre simples desplazamientos físicos y aparatosos movimientos equilibristas. Como si de un reto se tratase, la única condición que se impone es la de no pisar el suelo durante los extraños recorridos que le llevan de un rincón a otro de la casa. De este modo lo que sería un tránsito sencillo se traduce en un ejercicio físico de superación en lo que, en última instancia, sería una metáfora de una huida constante hacia el extremo de las cosas.
Stupid Borders es un conjunto de obras y acciones que invita al espectador a reflexionar sobre la relación entre las personas y el territorio, así como a reestudiar el intenso sentimiento de propiedad que tenemos hacia la Tierra, un ente que nos trasciende en edad.
Bajo el título de “Repúblicas Mínimas” el artista configura un sencillo ejercicio en tres pasos: apropiarse de 100 m², dibujar una frontera y habitarla. El resultado son unos microestados de 1 día de duración y habitados por una única persona. Fronteras absurdas que sirven para poner de manifiesto el carácter efímero, artificial y transitorio de estos convencionalismos sin los cuales somos aún incapaces de convivir.
En el nuevo capitalismo, las formas de habitabilidad asociadas al trabajo y a los asentamientos de inmigrantes en zonas tradicionalmente vinculadas a la agricultura intensiva, han producido nuevas comunidades que construyen en los límites de la sociedad sus casas y sus vidas. A través de estas construcciones improvisadas construidas desde cero, con materiales de desecho o desde lugares inadecuados adaptados a sus necesidades, hemos desarrollado una investigación rodando con drones y cámaras fijas, trazando un mapa del paisaje y su transformación a escala real.